Por aquellos dias, Mario, Claudio y Gato prosiguen estudios univer- sitarios. Claudio y Gato ingresaron a Ingeniería en la universidad Santa María. Tras dos años, Claudio se retiró para dedicarse al piano, y Gato se trasladó a Arquitectura, lo mismo que estudiaba Mario, egresando ambos de esa carrera. Eduardo se dedicaba a la creación poética y Gabriel hacía de todo, manteniendo todos juntos el desarrollo de la banda.
Pero soplaban vientos de cambios, y el tocar reiteradamente en fiestas, produjo una saturación natural que les impedía una mayor evolución musical. Cada uno dominaba sus instrumentos, y entre sí podían intercambiarlos en sus actuaciones. Se podían volar entre las ejecuciones de los temas, pero ello no los satisfacía plenamente.
Claudio recuerda:"... En el año '68 comienza todo un movimiento que nos influye, cosas como la Reforma Universitaria, lo cual nos hace tomar conciencia sobre muchas cosas que venían pasando a nivel subconsciente...Y eso era que todas nuestras inquetudes -artísticas y musicales-, la de los juegos de niños, al final habían encauzado en este grupo, pero después no respondía a esas aspiraciones iniciales.
A lo mejor nos habíamos hecho demasiado profesionales y habíamos dejado de lado esa inquetud creativa que teníamos. Nuestros gustos se seguían desarrollando, pero se habían separado. Lo que al principio estaba todo junto, del trabajo de grupo, de tocar, pero por otro lado escuchábamos otras músicas.
A veces hacíamos otro tipo de música, pero solo para nosotros. Un día fue Gato el que planteó la crisis. Incluso se retiró, señalando que lo que estabamos haciendo, no correspondía a lo que sentíamos profundamente; porque habíamos desarrollado otra evolución personal que no correspondía a lo que era el grupo. Gato lo percibió y lo pudo manifestar.
Nosotros al principio no comprendíamos mucho -prosigue Claudio- pero derrepente nos dimos cuenta de que no era así la cosa, y ello coincidió con la Reforma Universitaria, porque una vez nos invitaron a tocar en la Universidad de Valparaíso a un acto por la reforma. Nos subimos al escenario y vimos un ambiente al que no estabamos acostumbrados a tocar. Era una fiesta, pero diferente, bien volada, con decorados preciosos, unas máscaras increíbles. Todo muy fantasioso, renovador, con profundo sentido artístico y eso nos tocó. Fue como decir: "En esto también andábamos metidos y se nos había olvidado. En ese mismo día se produjo como una toma de conciencia y fue como el primer recital de Los Jaivas actuales: No hicimos nada más que improvisaciones. Nos motivó todo lo que había y sucedía alrededor y nos pusimos a tocar unas improvisaciones que fueron increíbles por la respuesta de la gente. Un verdadero "happening", de lo que entonces se llamaba happening.
Pero al cambio musical correspondía necesariamente un nuevo público, receptivo a estas nuevas propuestas. Los Jaivas (entonces todavía High Bass), se integraban a un movimiento de vanguardia sin forma definida ni lenguaje común, pero emergente con suficiente fuerza como para sortear las desconfianzas del ambiente artístico. En ese momento, los grupos de rock buscaban asimilar sus sonidos a los de Los Beatles o los Rolling Stones, o en un estilo más folk electroacústico. Los más vanguardistas se lanzaban a lo Cream o Jimi Hendrix; Led Zeppelin recién estaba apareciendo y la cultura rock a nivel nacional no escapaba a los esquemas reproducidos por las radios. Era difícil conseguir discos de aquellos grupos y el mercado nacional estaba dominado por grupos de lacrimógenas canciones, vinculados a las tradiciones nuestras, pero al margen del movimiento universal.
A Los Jaivas las improvisaciones les condujo a valorar las raíces musicales latinoamericanas, la exploración con sonidos de instrumentos ancestrales, combinando estilos que culturalmente parecen irreconciliables pero perfectamente posibles en la creación. Comunicaban sensaciones y sentimientos íntimos al público que culminaba en una explosión desbordante.
Cada concierto era diferente, porque no había temas, ni canciones, ni esquemas armónicos a repetir. Cada concierto era un acontecimiento en sí, porque fluía en el mismo sentido en que se iba desarrollando la comunicación con el público. Los mismos Jaivas explicitaban en 1972 acerca de su forma de presentarse:
"...Debe entenderse la improvisación como juego del espíritu, donde memoria e inconsciente hacen desembocar la música en una nueva realidad..."
En aquellas experiencias, Claudio hasta utilizaba un tocadiscos que hacía girar con la mano haciendo aparecer sonidos distintos a los envasados en el registro. Una técnica que mucho tiempo después se populizaría en la utilización del "scratch" en el rap.
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